Jesús Eduardo Estrada Monterrubio
11 de junio, 2018
Cuando hay elecciones les hablan a ellos. Les piden que asistan a los mítines de los candidatos para que sus eventos se vean “fuertes”. Ellos son los tianguistas. Son aproximadamente 80 mil vendedores informales en la capital, y están en más de mil 400 tianguis. Los comerciantes están organizados en asociaciones de tianguistas, por lo general solo obedecen órdenes y muy pocos logran ascender para ganarse algún privilegio. Hay quienes piensan que sería bueno dejar el sistema, pero otros prefieren evitar problemas.
Los tianguis, también llamados “mercados sobre ruedas”, son el tercer nivel de comercio más importante para la economía de las familias mexicanas. El primer nivel es para las grandes cadenas comerciales, como: Walmart, Soriana o Chedraui; el segundo es para las misceláneas y tiendas de abarrotes. La diferencia es que los dos primeros campos están regulados, tienen un marco legal que los mantiene con el estatus de “economía formal”. El tercer campo, el de la economía informal, no.
De acuerdo con el informe Mediación de la Economía Informal 2016 Base 2013 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la economía informal aportó el 22.6 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB) del país. El estudio también expone que el 56.7 por ciento de la población ocupada en México está en el campo de la informalidad, es decir, más de la mitad de la población económicamente activa está en la economía informal.
La comparación con el rubro de la economía formal, que da 77.4 por ciento al PIB, es complicada, pues las condiciones son diferentes y desiguales. Sin embargo, los tianguistas de la ciudad tienen otra perspectiva. Ellos no compiten con las grandes empresas, ni con los negocios establecidos. Ellos trabajan en la informalidad porque así es como la mayoría logra solventar sus gastos semanales. Y aunque hay voces que piden la formalización, sobre todo empresariales, hay otras que no, como las de algunos políticos.
Hay funcionarios que buscan dar un marco legal a los tianguistas para introducirlos a la formalidad. Hay quienes benefician a los líderes de las organizaciones para que se mantengan en circulación y los apoyen. Hay quienes defienden a la informalidad como base para el desarrollo empresarial y quienes dicen que los tianguis deben permanecer por que dan más opciones de compra para el público.
También hay quienes consideran que los tianguis deben permanecer porque “son parte de la identidad en México”. Este es el caso del historiador Enrique Krauze que sustenta esta información recordando a Bernal Díaz del Castillo y su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, en donde habla de “mercados ambulantes” que sorprendieron a los conquistadores.
¿Cómo están organizados los tianguistas?
Antes de contestar a lo anterior hay que pensar en algunas de las causas que orillan a las personas para incursionar en los tianguis. En muchos casos, se da ante la imposibilidad de los comerciantes para cumplir con la normativa que se requiere para iniciar un negocio. Como en el caso de César, quien prefirió no dar su nombre completo, un tianguista de 41 años que vive en Nezahualcóyotl, Estado de México, y trabaja en Polanco.
Él buscó tener un local estable para instalar una veterinaria, pero hace ya 18 años que labora en los tianguis para juntar el dinero suficiente y cumplir con todos los trámites. Además de trabajar los lunes en Polanco, coloca su puesto de artículos para mascotas los martes, miércoles y viernes en la colonia Del Valle, Lindavista y cerca del metro Revolución respectivamente. Gana aproximadamente cuatro mil 500 pesos a la semana, pero de ese dinero debe separar lo que necesita para reinvertir, para sus gastos de comida, ropa o el pago de servicios, como el agua. Al final quizá puede guardar 200 pesos para cumplir su sueño.
De ahí la importancia de la agilización administrativa. Que los tramites sean simples para que las personas decidan poner o no un negocio en función de sus posibilidades de éxito y no de lo fácil o difícil que pueda ser abrirlo. Por otro lado, los incentivos no son atractivos para los pequeños comerciantes, a veces, es mejor ser parte de un tianguis, tener un espacio para vender, pagar 30 o 50 pesos por un lugar y esperar que sea buena la venta del día.
En cuestión de las organizaciones, César comenta que está asociado a la Federación Nacional de Comerciantes y Tianguistas, de la cual es líder José Sánchez Juárez. Es crítico con el líder tianguista, pues dice, “está preparando como sucesor a su hijo José Sánchez Sánchez”. Esto significa que en la organización seguirá obedeciendo, y concluye, “el único beneficio que tenemos es que no nos multen, ya sea con sanciones monetarias, de hasta 200 pesos, o con reducción en el espacio para vender”. Esto haciendo referencia a los momentos en que son llamados a mítines de partidos, sobre todo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En una situación diferente a la de César esta Gabriel López Preciado un tianguista de 54 años con 30 de experiencia. Él tiene un puesto de mochilas y bolsas de mano en el tianguis de San Felipe, en la alcaldía Gustavo A. Madero, de la Ciudad de México. Además de su local en este tianguis trabaja en las instalaciones del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en la colonia Casas Alemán, pronto se jubilara y se dedicara solo a los tianguis.
Gabriel llegó de Veracruz hace 35 años con la esperanza de conseguir más oportunidades laborales. En un principio no le iba tan bien, pero luego de 22 años asociado a la Unión de Comerciantes, Tianguistas y Diversos en Pequeño en el D.F. y el Estado de México, se le invitó para ser tesorero. Duro cuatro años en el cargo, pues un grupo de comerciantes lo presionó para dejar su cargo, comenta, “ese puesto de tesorero estaba dedicado para el yerno del líder Jesús Valle Valeriano”. Sin embargo, no todo fue malo, recibió tres metros más de espacio para su puesto (en total seis metros) y pudo aumentar su mercancía.
Esta situación de tener posiciones de mando para familiares de los líderes es recurrente en las organizaciones tianguistas. Así lo explica la Doctora Norma Angélica Gómez Méndez, quien trabaja en investigaciones de políticas públicas locales, el sector informal y organizaciones sociales, dice, “en las organizaciones tianguistas hay nepotismo. Los líderes colocan en posiciones privilegiadas a sus familiares”.
Los ejemplos más claros son: Cecilia Torres y Fernando Sánchez Ramírez, que como pareja dominaban el Movimiento Revolucionario de Comerciantes en Pequeño de la República Mexicana, y el mencionado José Sánchez Juárez que en la Federación Nacional de Comerciantes y Tianguistas está preparando a su hijo para que tome el cargo. Y el caso más emblemático, el de la lideresa Alejandra Barrios Richard que es llamada por el periodista Héctor de Mauleón como líder de “el clan Barrios”, pues con ella y su familia se aglutinan cerca de 11 mil 300 comerciantes, un caso que se retomara más adelante.
Formalidad o informalidad
En la Ciudad de México hay 66 organizaciones tianguistas cada una tiene presencia en diferentes lugares. Por ejemplo, en Santa Cruz Meyehualco, en la alcandía de Iztapalapa, donde los comerciantes ponen sus negocios los martes y viernes, ahí, Ofelia Hernández Juárez, de 45 años, trabaja junto a su esposo en un puesto de artículos deportivos y aunque el tianguis es grande la organización es muy buena, pues dice: “tenemos credenciales que nos identifican. Para mí, la señora Felipa Carreño es la que organiza, tiene a sus delegados que nos vienen a cobrar y nosotros los reconocemos”.
Aunque los tanguistas pertenecen al rubro de comercio informal son uno de los sectores más organizados. La doctora Norma Gómez, apoya lo anterior y comenta: “los comerciantes en los tianguis están sumamente organizados y eso los dota de poder político que, evidentemente, controlan los líderes. Finalmente la relación entre líderes y autoridades es funcional, aunque los comerciantes estarían mejor sin la intermediación. Los líderes aportan seguridad para mantenerse en la vía pública”.
A esta perspectiva se suma la opinión de la licenciada Norma Samaniego Breach. Ella es economista y en años recientes se ha relacionado con temas vinculados al mercado de trabajo, por lo cual argumenta: “No hay duda de que el comercio informal en los tianguis está muy organizado, tal vez más que muchos negocios ‘formales’ que están registrados en cada estado. Pero esta no es solo una cuestión social o de política, es una cuestión económica y debe ser atendida por el gobierno”.
En su artículo El crecimiento explosivo de la economía informal menciona que “en su opinión reducir la informalidad requiere de un incremento sostenido del crecimiento económico y de los niveles de productividad en la economía”, es decir, de un aumento en el PIB de manera constante. Pero también aclara, “deben mejorarse las normas que imperan en el mercado de trabajo para impulsar una agenda de largo plazo que permita mejores contratos sociales para reducir de forma clara la exclusión y además, se creen incentivos para introducirlos a la formalidad”. Esta concepción nos acerca a otra cuestión, la política y el trabajo de los gobiernos.
La exsubsecretaria de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, concluye: “se ha usado a la política como un instrumento electoral”. Defiende la democracia y espera que pronto haya soluciones reales a los trabajadores del sector informal y se les apoye para no estancarse en su economía.
El ingeniero Alberto Carreón analiza la “La situación actual del tianguis en México” en Revista Merca2.0, y habla de tomar en cuenta todo lo que representan los tianguis para la economía, no solo por parte de los vendedores, sino también desde la perspectiva de los consumidores y productores. “El tianguis representa una fuente de ingresos importante para distintas familias en México, pero también un espacio donde otras pueden adquirir productos, que en algunos casos tienen un precio menor a los de los establecimiento formales”.
Lo anterior se explica porque en los “mercados sobre ruedas” no hay gastos fijos, ni tampoco una dependencia de otras empresas o economías del mercado, como si sucede con el comercio formal. Por ello, hay productos que tienen menor precio y, por lo tanto, son más atractivos para los consumidores.
El ingeniero Carreón concluye: “Si me lo preguntan, por supuesto que estoy a favor de la formalidad y me parece que las condiciones para migrar a todos estos comerciantes hacia ello, se deben dar mucho más rápido de lo que actualmente sucede. Esto sin duda beneficiaría a toda la cadena de valor, desde los productores de bienes hasta el consumidor”.
Esta perspectiva que busca formalizar el comercio informal tiene como ejemplo la iniciativa que se dio en el estado de Querétaro, cuando el titular de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social del estado, José Luis Aguilera Rico, inició la construcción de un marco que legalizara a los vendedores informales. De acuerdo con el secretario, la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Conaco), pidió la incorporación de los comerciantes a la formalidad. Pidieron que se den de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que tramitaran credenciales para el comercio ante las alcandías y que paguen impuestos.
Se dijo que se facilitaría la burocracia para que se lograran formalizar 10 mil empleos de los 18 mil en el estado. Dos años después, el gobierno encabezado por el gobernador panista Francisco Domínguez Servién, no ha dado más información sobre este proceso de formalización. En la Ciudad de México el tema no es tan complicado, las organizaciones tianguistas tienen apoyo de los gobiernos, siempre y cuando reciban respaldo en sus actos públicos.
Los tianguistas y las elecciones
La relación entre organizaciones tianguistas y el poder tiene como base una gran historia de gobierno en la ciudad. Una de las protagonistas es Alejandra Barrios Richard que tiene el control de al menos dos mil comerciantes en la vía pública del Centro Histórico de la ciudad, así como en las colonias Roma y Condesa. Ella se postuló en 2015 por el PRI para ser jefa delegacional de Cuauhtémoc, contienda que perdió con Ricardo Monreal candidato de Movimiento Regeneración Nacional (MORENA).
Pero en aquella elección no estuvo sola, Diana Sánchez Barrios, su hija, fue precandidata del PRD y su nuera Lorena Osornio, esposa de Sergio Jiménez Barrios, otro de sus hijos, se postuló por la vía independiente, ambas perdieron la contienda, al igual que Alejandra. En esta elección para jefe de gobierno de la Ciudad de México, también está presente “el clan Barrios”, no solo porque organiza a sus más de 11 mil comerciantes para apoyar actos del PRI y su candidato Mikel Arriola, sino porque en Lorena Osornio, candidata independiente, muestra a una de sus más cercanas colaboradoras. Ella y su esposo Sergio Jiménez controlan a más de mil vendedores entre las estaciones del metro Balderas e Hidalgo.
Hoy parece que el poder de la lideresa priista es mayor. En esta elección le hace campaña a su nieto Rubén Erick Jiménez Hernández para que sea electo como diputado local del distrito IX. A diferencia de la historia anterior, la doctora Norma Gómez comentó que las organizaciones tianguistas “son estratégicamente independientes. Las organizaciones de comerciantes en vía pública establecen alianzas con los partidos políticos que les garanticen estabilidad en el espacio público, a veces pueden ser priistas, a veces perredistas o lo que se considere necesario”.
Esta afirmación de la doctora Norma es respaldada por algunos tianguistas. Gabriel López, del tianguis de San Felipe, dijo: “aquí vienen del PRI y del PRD a pedir apoyo. Nosotros podemos asistir o no, pero lo mejor es ir para que no te agarren coraje”. Ofelia Hernández, del tianguis de Santa Cruz Meyehualco, comentó: “La señora Felipa es la que nos dice quién nos va a dar más cosas, paraguas, gorras, playeras y otros regalos, dependiendo de eso es que nos dicen que vayamos al evento del candidato”.
María Guadalupe Cruz, trabajadora en el tianguis de La Raza, dijo: “yo no soy dueña del local. Mi patrona es la que va a los eventos, dice que son los del PRI quienes ofrecen más cosas”. César, del tianguis de Polanco, comentó: “Los beneficios que tenemos de ir a los mítines, es que no nos quiten nuestro lugar de venta. Debemos ir voluntariamente a fuerza”.
Estas prácticas son recurrentes y por lo general los tianguistas no hacen lio porque de hacerlo perderían su medio para vivir. No les gusta ser parte de un sistema que les hace fingir simpatía por un partido que solo los recuerda de vez en cuando, pero al final, a la hora de votar son libres y no se les obliga a elegir o ser fieles a un grupo político. Estos casi 80 mil vendedores informales trabajan para cubrir sus gastos. Trabajan porque no quieren delinquir. Trabajan porque buscan más y mejores y oportunidades. Trabajan sin apoyo de las cúpulas de poder, aunque ellos si van a sus actos públicos. Y esperan algún día reciban más y mejores oportunidades. El futuro no es alentador, pero ellos seguirán trabajando.
La doctora Norma Gómez sostiene que una posible transición en el gobierno de la ciudad no traería grandes cambios, pues los tianguistas son un campo de gran interés para los políticos. Argumenta: “Históricamente fueron del PRI, hasta que la participación de otros partidos políticos se hizo más fuerte en la ciudad, principalmente el PRD. No creo que se modifique la estructura, por el contrario, se fortalecerá el esquema organizativo clientelar y corporativo, porque estas formas les han funcionado”.
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