Rememorando

El objetivo del texto que tendrán oportunidad de leer es mostrar los argumentos de su autor respecto a las organizaciones civiles, el movimiento telúrico de 2017 y la participación gubernamental. Estos argumentos buscaran defender la postura y tesis del autor respecto al antagonismo que hubo entre las autoridades gubernamentales y las espontaneas muestras de organización civil, en un contexto como el que se presentó. La idea central es que las muestras de unidad por parte de la población civil se intentaron cooptar por parte del gobierno y esto origino un choque de fuerzas.
La historia comienza el 19 de septiembre de 2017, a las 13:14 PM se registra y siente un temblor, en México “temblor” hace referencia a los movimientos de las placas tectónicas. Me encontraba en el salón de clase acompañado de mi novia, fuimos los primeros en notar el movimiento ante lo cual decidimos salir del salón violando el protocolo de seguridad establecido, pero no fuimos los únicos que haciendo caso omiso de los protocolos abandonaron el edificio entre gritos, empujones y llantos.
Una vez terminado el movimiento las personas empezaron a padecer la ansiedad por no poder comunicarse con familiares y amigos que en ese momento estaban apartados y con quienes se tenia un vinculo importante. Los rumores de derrumbes grandes dentro de la ciudad y dentro del mismo campus universitario no tardaron en llegar. La angustia por no saber como proceder, ni qué hacer ante eventos como ese resultaba palpable. Las personas acudieron en autos particulares a las direcciones que registraban algún derrumbe y empezaron a emular lo ocurrido en el sismo de la misma fecha, pero del año de 1985 y quitaron piedras y otros escombros para tratar de salvar las vidas de aquellos y aquellas que quedaron dentro de los inmuebles derrumbados.
El caos empezó a hacerse presente pues las avenidas estaban saturadas por la cantidad de automovilistas que buscaban desplazarse ya sea hacia sus casas o hacia los lugares de derrumbe con la intención de ayudar, esto ocasiono que las ambulancias y equipos especializados en rescate enfrentaran embotellamientos de horas para llegar a donde se les necesitaba, la ayuda fue de un tamaño tan grande que había filas de personas esperando a ayudar en algún momento pero que no estarían en los derrumbes pues con los civiles que habían llegado antes y los elementos de la marina y el ejercito desplegados había gene suficiente para varios turnos.
Este fue el primer problema, los civiles sentían que eran los legítimos encargados de ayudar a las personas pues habían llegado antes y tenían consigo comisiones de ingenieros o arquitectos que podían determinar la mejor ruta para proceder. Los militares que llegaron intentando imponer su autoridad y buscando desplazar a los civiles poco adiestrados para este tipo de eventos fueron entonces el antagonista que solo buscaba “quitar a la población civil para tapar rápido los edificios y dejar de rescatar gente”. Las personas no pretendían dejar que una organización con la que ya no se sienten identificados, y a la que ven como desalmada, se encargara de algo tan sensible e importante como fue hacer el mayor esfuerzo para rescatar a todas las personas posibles.
El siguiente problema resulto de los víveres y su distribución, a la par que personas acudían a los edificios para buscar personas y ayudar a sacarlas con vida, se empezaron a conformar puntos de recolección de insumos que posteriormente serían repartidos entre los afectados buscando mostrar solidaridad y tratando de ayudarles en los meses siguientes con algo de comida. Los centros de acopio fueron establecidos multitudinariamente y en unas horas ya había un exceso de estos repartidos por toda la ciudad, google puso en linea un mapa de centro de acopio, había muchos de ellos registrados oficialmente y algunos tan pequeños que no contaron con registro oficial y por ello recurrieron a juntar y luego llevar a uno más grande. La organización de los centros de acopio en las primeras horas corrió a cargo de los vecinos quienes buscaban como organizar en un espacio grande los víveres que llegaban sin parar.
Pero, así como paso con los derrumbes, los centros de acopio y la organización de civiles que había surgido fueron confrontados por autoridades delegacionales que venían a organizar lo que hasta entonces se había hecho y a determinar para donde sería necesario enviar los recursos que se tenían en los centros. Esto desde la experiencia que tuve y lo que escuché sobre el centro de acopio en el estadio de beisbol “La Joya”, esta situación originó un problema pues de no tener jefes se empezó a crear una burocracia donde obtener las autorizaciones para dejar salir brigadas, medicamentos, víveres o herramientas resultaba muy tardado y cuando por fin salían las brigadas se encontraban con que ya no eran necesarios ni las personas, ni los recursos. Las personas ante este panorama empezaron a perder interés en las labores de apoyo, por lo que con el paso del tiempo vimos caer la participación de personas entusiastas.
En estos términos de confrontación con las instituciones que han perdido legitimidad ante la población quienes piensan que todas las acciones provenientes del gobierno conllevan alguna trampa o son un medio para recuperar la legitimidad perdida, se reinició el flujo normal de personas a su trabajo o escuela. Mucho se dijo que el temblor había servido para recordar porque era importante tener presentes las medidas de seguridad para las construcciones, pero con el paso del tiempo las brigadas encargadas del esclarecimiento de todos los temas de corrupción en las construcciones fueron silenciadas u olvidadas y ahora no se les presta atención. Así mismo los simulacros siguen viéndose como un juego o un momento libre de las ocupaciones.
¿Ante este panorama de corrupción institucional, falta de seriedad en los protocolos de seguridad podemos pensar que México está listo para otro evento similar?