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May 11, 2017 | Sociales

¡Nadie menos!

Según estadísticas del INEGI, se estima que de 2013 a 2015, en promedio, siete mujeres fueron asesinadas diariamente. La mayoría de estos homicidios tienen lugar en el Estado de México el cual cuenta con 406 registros en el 2015, lo que representa el 17% de los casos a nivel nacional. Sin embargo, la misma institución […]

Según estadísticas del INEGI, se estima que de 2013 a 2015, en promedio, siete mujeres fueron asesinadas diariamente. La mayoría de estos homicidios tienen lugar en el Estado de México el cual cuenta con 406 registros en el 2015, lo que representa el 17% de los casos a nivel nacional. Sin embargo, la misma institución afirma que los estados de Baja California, Chihuahua, Nayarit, Sonora y Ciudad de México cuentan con cifras muy cercanas a las del Estado de México.

Tal es el caso de Samaí Alejandra Márquez Salgado el cual fue de los primeros casos de feminicidios registrados en Puebla en el 2016. La joven de 25 años fue asesinada por su amante Rafael Portillo Abundis y otros dos hombres más de tiro de bala en la cabeza y estos abandonaron su cuerpo en un paraje de la zona de Valsequillo al enterarse que Samaí tenía ocho meses de embarazo.  Posteriormente, la Fiscalía General del Estado de Puebla fincó cargos a Rafael por falsedad de declaraciones y por responsabilidad del feminicidio.

Por otro lado, otras víctimas del feminicidio y sus familiares no solo sufren la violencia de este crimen de estado, también de la negligencia por parte de las autoridades para que su caso sea investigado y lleven un proceso justo. Tal como le ocurrió a Magdalena Guzmán, madre de Mía Chávez Guzmán, quien se unió a la marcha del 25 de noviembre del 2016 para exigir que el caso de su hija fuera tomado en cuenta como un feminicidio:

“Mi hija tiene un año y diez meses de haber sido asesinada y hasta el día de hoy las autoridades no han hecho nada. Me han tratado de convencer que fue un accidente; dime tú quien muere en un accidente de 14 puñaladas y luego es arrojada en la delegación Azcapotzalco.”

De modo similar ocurrió el pasado miércoles tres de mayo del 2017 en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) campus Ciudad Universitaria en la Ciudad de México donde el cuerpo de una mujer fue hallado por personal de vigilancia universitaria en las inmediaciones del Instituto de Ingeniería atado a una caseta de teléfono alrededor de las cinco y media de la mañana.

Al día siguiente los familiares identificaron el cuerpo de Lesby Berlín Osorio de 22 años de edad; su novio, quien fue a identificarla, rindió testimonio en la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de los sucesos ocurridos antes de encontrar su cuerpo sin vida en Ciudad Universitaria: Ambos se reunieron con algunos amigos en las instalaciones de la UNAM y, aproximadamente, a las 4:00 horas tras una discusión se separaron y fue ahí donde el joven perdió todo rastro de Lesby.

Los universitarios que asistieron ese miércoles a clases decían que se enteraron de lo sucedido al arribar a Ciudad Universitaria, pero por la falta de información, sus fuentes eran solamente rumores o lo que algunos conocidos escucharon hablar. Mientras que algunos quienes toman clase en el Instituto confesaban estar preocupados por el hecho de que pudieron haber sido ellos en lugar de Lesby.

Alejandro, 19 años, Facultad de ingeniería: “Yo me enteré por una compañera quien al llegar al salón nos contó que encontraron a Lesby muerta esa misma mañana. Me acuerdo que, como aún no había información al respecto, ella decía que la encontraron en el Anexo de Ingeniería mientras que otro compañero afirmaba que fue en el Instituto”

Testimonio 1: “Fue desgarrador y desconcertante; me lo dijeron algunas compañeras pues yo no había visto nada en los noticieros en ese momento porque no había nada de información. Me enteré hasta la tarde.”

Testimonio 2: “Me dio escalofríos saber que diario paso por aquí. He salido hasta las 12 de la noche y me voy caminando, literal, paso por aquí (donde fue encontrada Lesby).”

Conviene subrayar que la universidad ofrece servicios de seguridad por parte de la Dirección General de Servicios Generales (DGSG) los cuales:

“[…] cuentan con personal capacitado el cual se encuentra dividido en cinco turnos: matutino, vespertino, primer nocturno, segundo nocturno, sábados, domingos y días festivos; con una flotilla de 120 autopatrullas que cubren por zona todo el territorio que comprende a la Ciudad Universitaria […]

Existen 9 módulos de seguridad localizados en diversas zonas de Ciudad Universitaria y 4 casetas, dando servicio permanente las 24 horas, los 365 días del año.

Controlando en un solo acceso la entrada y salida de vehículos de las 23:00 hrs a las 6:00 hrs, ha permitido tener un registro tanto de las personas como de los vehículos que ingresan al campus, tomando dato de su hora de entrada, motivo de ingreso, lugar de destino y salida del mismo”

Aún con estos beneficios, algunos estudiantes y colectivos feministas convocaron a una manifestación para exigir la implementación de medidas de seguridad dentro de las instalaciones de Ciudad Universitaria. ¿Por qué los estudiantes demandarían algo que supuestamente la universidad les da por derecho? ¿Será que hubo negligencia por parte de esta ante el homicidio de Lesby?

Xchel, 19 años, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: “Me parece que sí, porque no se atendieron a los protocolos de seguridad dentro de la Institución y lo escribo con mayúscula porque es un tema que a todos nos involucra ya que la seguridad se construye con las autoridades y nosotros; porque ya sucedió con el profesor de la Facultad de Química y ahora sucede con ella”

Galo, 19 años, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: “Tardo mucho tiempo en avisar a las autoridades del suceso ya que este tuvo lugar a las 4:00 horas y la información sale aproximadamente a las 17:00 horas, casi doce horas después. No veo una negligencia más bien, una censura de información”

Abigail, 19 años, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: “No creo que hubo negligencia como tal porque a mi parecer no fue un descuido o una falta en algún proceso que ya tenía contemplado. La seguridad ha estado ahí y a la UNAM le ha funcionado”

Por su parte, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) informaba ciertos aspectos de la entrevista que tuvieron con el concubino mediante publicaciones en su cuenta de Twitter las cuales provocaron la ira de los cibernautas; fueron señaladas como respuestas insensibles, apresuradas y misóginas pues retrataban a Lesby como una joven alcohólica, drogadicta, sin estudios; en otras palabras, como la principal responsable de lo sucedido.

Alejandro, 19 años, Facultad de ingeniería: “Las publicaciones reflejaban que a la PGJ le urgía cerrar ese caso lo más pronto posible para que no hubiera tanto alboroto sin embargo se le volteó la tortilla”

Galo, 19 años, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: “Las declaraciones hechas por el Twitter de la PGJ parecieran que apuntaban a que la joven se merecía lo que le pasó”

Como respuesta ante esta controversia, algunos cibernautas realizaron publicaciones cuyo tópico era: “#SiMeMatan ¿Qué dirán de mí?” El objetivo principal de esta revuelta en internet era demostrar lo inaceptable que es justificar un homicidio por la vida privada que la víctima tenía. Entre algunas de estas se encuentran: “#SiMeMatan ojalá la policía (y los medios) se enfoquen en mi asesino y no en mi ropa, mis estudios, mi trabajo o con quién me acuesto”, “#SiMeMatan es porque no voy a misa, amo mi clítoris, estoy a favor del aborto y no me callo el machismo de los políticos”

Finalmente, el cinco de mayo del 2017 se llevó a cabo una marcha por Lesby Berlín donde los contingentes se manifestaban en contra de los feminicidios. El punto de partida era la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de ahí se dirigirían al Instituto de Ingeniería, pasando por  la Facultad de Ciencias y el Anexo de Ingeniería, para concluir en Rectoría donde exigirían al rector Graue Wiechers tomar las riendas del problema y proponer soluciones para mejorar la seguridad en la máxima casa de estudios.

En definitiva, se ha comprobado que los feminicidios han aumentado en los últimos tres años en varias partes de México. Y ahora, esa violencia ha llegado hasta la máxima casa de estudios: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); un lugar donde cada estudiante debería sentirse protegido pues es el espacio donde nos desarrollamos y preparamos para lograr ser profesionales y cumplir nuestros objetivos.

Pero, ¿Cómo nos podemos sentir seguros en un espacio donde el cuerpo de una joven fue hallado colgando de una cabina de teléfono; donde cinco días después encuentran otro cuerpo en plena descomposición en la Cantera de Pumas? Es necesario poner un alto a la violencia, expulsarla de nuestra universidad, de nuestra ciudad, de nuestro país.

La muerte de un hombre es igual de importante que la de una mujer; no alcen la voz si ahora fue un estudiante o un trabajador; si fue en Tepito o si ahora fue en tu propia escuela; si fue un homosexual o un heterosexual; blanco o moreno. Todos somos seres humanos y la vida es la posesión más valiosa que tenemos; defiende tu derecho y procura el de los demás.

¡NADIE MENOS!

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