El día 19 de septiembre la ciudad de México fue sacudida por un sismo de 7.1 grados en la escala de Richter en el cual se colapsaron varios edificios en los que se perdieron muchas vidas ya que muchas personas se quedaron atrapadas entre los escombros, algunas pudieron ser rescatadas gracias a la colaboración de la sociedad civil e internacional que no se hicieron esperar.
Las muestras de solidaridad recibidas por México de otros países se presentaron de formas diferentes como lo fueron víveres, y consistieron en botellas de agua, comida enlatada, material de curación, recursos necesarios para hacer campamentos, artículos de cuidado personal; papel de baño, toallas femeninas, desodorantes, rastrillos, jabones etc.
Otra forma fue enviar rescatistas como fue el caso de Israel o Japón, que además de llegar con toda la actitud de solidaridad y cooperación trajeron consigo cultura, como fue el caso de los israelitas que hicieron un llamado para abrir las puertas del cielo, en el caso de los japoneses trajeron consigo tecnología avanzada que ayudaría a los rescatistas a facilitar la localización de personas vivas bajo los escombros, agilizando las búsquedas.
Me gustaría señalar que los rescatistas no solo fueron humanos también participaron perros entrenados que se sumaron a la ayuda, ellos entraban en los lugares en los que una persona no podía y así se lograban búsquedas más efectivas, varios de estos increíbles animales venían de países extranjeros.
Algo que hace que se me ponga la piel chinita y haga que me sienta orgullosa de ser parte de este país increíble es que, México le dejó en claro a la sociedad internacional que sin importar el contexto en el que se encuentre el país, en caso de una emergencia como lo fue el sismo, la sociedad civil es la primera en responder, que aún en contra de lo que se piensa estamos completamente unidos, somos una gran nación que tiene la fortaleza para levantarse de este y más imprevistos que pudieran acontecer.
Sin nada más que decir, VIVA MÉXICO.
Textos AdLíbitum
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