La caja de Pandóra sigue abierta: Odebrecht y la red de corrupción que sacudió América Latina

Odebrecht S.A es, según su portal web, una organización global con negocios relacionados a los sectores de ingeniería, industria y desarrollo de proyectos de infraestructura y energía. Siendo una de las constructoras más grandes de Brasil, además tiene presencia en más de 20 países. Pero desde hace unos meses el Departamento de Justicia de Estados Unidos confirmó que por más de una década tejió redes de corrupción en complicidad con  altos funcionarios públicos y hasta expresidentes alrededor de las licitaciones de obras públicas  en los países en que operó sus contratos. A continuación presentaremos un recuento de los momentos más álgidos y turbulentos que la expusieron a ser el escándalo de corrupción más conocido que sacudió a toda Latinoamérica:

La operación comenzó en Brasil con el sobrenombre de “Car Wash” o “Lava auto” porque el dinero se repartía en una gasolinera. En ella se reveló que empresas brasileñas de construcción, al frente de las cuales se hallaba Odebrecht, habían montado un cártel para alterar los mercados de subcontratación de la empresa estatal Petrobras sobornando a dirigentes del sector político desde 2006 al 2014.

En julio de 2015 la Policía Federal de Brasil acusó a su presidente, Marcelo Odebrecht,  y a otras 7 personas de delitos de corrupción, peculado y lavado de dinero. También se dictaron sentencias contra otros directivos de la constructora Camargo Correa. Estas grandes constructoras tenían a su cargo megaproyectos de construcción de trenes e hidroeléctricas en ese país.

En marzo del 2016 se condenó a Marcelo Odebrecht a 19 años y 4 meses de prisión. Además de los delitos por los que fue detenido, durante las investigaciones se le imputaron cargos por haber financiado ilegalmente las  campañas electorales de Brasil, Venezuela, República Dominicana y Perú  con el objetivo de resultar beneficiados  por haber apoyado a los candidatos una vez estén al frente del gobierno.

Pero es en diciembre del año pasado cuando el escándalo tomó mayores dimensiones. En ese entonces la compañía investigada en Estados Unidos por las mismas prácticas aceptó colaborar con las autoridades y admitió violaciones a la Ley de Prácticas Corruptas en el extranjero, que penaliza los sobornos a funcionarios de otros gobiernos para concretar negocios. El 21 de diciembre el Departamento de Justicia de Estados Unidos señaló a 11 países, la mayoría de América Latina, de haber recibido sobornos millonarios por parte de la constructora brasileña.

En la investigación presentada se informó que “durante o entre 2001 y 2016, Odebrecht, junto a sus cómplices, consciente y deliberadamente conspiró y acordó con otros proveer corruptamente cientos de millones de dólares en pagos y otros objetos de valor a y para el beneficio de funcionarios oficiales extranjeros, partidos políticos extranjeros, miembros de partidos políticos extranjeros y candidatos políticos extranjeros para asegurar una indebida ventaja e influenciar a esos funcionarios extranjeros, partidos políticos extranjeros y candidatos políticos extranjeros a fin de obtener y retener negocios en varios países alrededor del mundo”

La investigación informó también los montos aproximados entregados por país: En Brasil, los sobornos alcanzaron los US$ 349  millones, en Argentina, por ejemplo, pagaron US$ 35 millones, en Colombia US$ 11 millones de dólares, en Ecuador, más de US$ 33,5 millones, en Guatemala US$18 millones, en México US$10,5 millones, en Panamá US$ 59 millones y en Perú US$ 29 millones. Los países donde hubo mayor suma de pagos ilícitos fueron República Dominicana, con más de US$ 92 millones de dólares y Venezuela, donde se pagaron US$ 98 millones de dólares. El valor total de coimas y sobornos alrededor del mundo asciende a cerca de US$ 800 millones de dólares asociados a más de 100 proyectos, recibiendo por ellos beneficios por más de 3mil millones de dólares.

El fiscal federal Robert L. Capers explicó que con el propósito de ocultar los crímenes, las empresas denunciadas usaron el sistema financiero global -incluyendo el sistema bancario en los Estados Unidos – , para disimular la fuente y el desembolso de los pagos del soborno mediante el paso de fondo a través de una serie de compañías ficticias.

El acuerdo entre la justicia estadounidense y la empresa no incluyó brindar información sobre los nombres de los involucrados y depende de las fiscalías de cada país hallar culpables y sancionarlos. Tanto en Ecuador, Colombia, Perú, Panamá, Venezuela, Argentina y por supuesto Brasil hay investigaciones pendientes relacionadas a sobornos a presidentes y ministros. Mientras tanto autoridades de Ecuador, Panamá y República Dominicana decidieron no tener en cuenta a esta constructora en futuros llamados a licitación y prohibir que se le adjudiquen de manera directa obras públicas y contratos y en Chile ya se iniciaron las investigaciones por parte de la policía chilena quien hace poco registró la sede de Odebrecht en Santiago.

Pero las revelaciones continúan. Hace apenas una semana la empresa reconoció haber pagado durante dos décadas un impuesto revolucionario a las FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia,  a cambio de tener garantizada la seguridad en el territorio y poder llevar a cabo sus obras. La entrega de dinero empezó en los años noventa y oscilaban entre los 50.000 y los 100.000 dólares al mes. Ahora en Brasil, Odebrecht llegó a un acuerdo con la justicia para revelar nueva información comprometedora a cambio de una reducción de penas para los 77 ejecutivos de la firma procesados por el mismo delito.

Pasados ya más de 3 años desde su difusión inicial, no cabe duda que nuevas sorpresas seguirán saliendo a la luz en las próximas semanas.