El conflicto Israel – palestina, el embargo petrolífero de los árabes y la revolución islámica despertarían el repudio de los Estados Unidos de Norteamérica hacia los musulmanes. Dicho sentimiento sería demostrado mediante las representaciones distorsionantes que los medios de comunicación masivos transmitirían a la población americana.
Algunos medios intentaron enmarcar la imagen de los musulmanes de manera positiva, pero, por otro lado, grandes imperios del cine, como Hollywood y Disney, se encargarían de realizar películas donde adjetivos como bárbaros, manipuladores, violentos e irracionales fueran característicos de este grupo étnico; sembrando el miedo por esta religión en la mente de los estadounidenses.
Tal es el caso de la cinta Aladdin, realizada por Walt Disney en 1992, donde la letra del primer tema musical, denominado Arabian Nights, describe al lugar como una tierra de bárbaros. Y es posible apreciarlo en la frase: “Donde te cortan las orejas si a ellos no les agrada tu rostro”. Sin embargo, Disney cambiaría dicha composición por ser considerada como una versión estereotipada e, indirectamente, islamófoba.
Pero eso solo era el comienzo. Ya que la caída de las torres gemelas en Nueva York, el once de septiembre del 2001, marcaría históricamente el porvenir de los musulmanes. Esta transición es contada por la película Mi nombre es Khan, dirigida por Karan Johar en 2010, la cual muestra las persecuciones, ofensas y golpizas que estos personajes recibieron por parte de los ciudadanos americanos.
Además, nos cuenta que los musulmanes tenían que dejar a un lado sus creencias, tradiciones y costumbres para vivir de una manera pacífica. Así fue y sigue siendo, tal cual el protagonista decía: “En el mundo Occidental la historia está marcada solamente antes de Cristo (A.C.) y después de Cristo (D.C.); pero ahora hay una tercera marca, once de septiembre”.
En consecuencia, los estadounidenses y la población global los etiquetarían como terroristas, violentos y asesinos. Los musulmanes serían perseguidos; discriminados y etiquetados. Y no suficiente con eso, el gran imperio de Hollywood vería en este nuevo estereotipo una oportunidad para incrementar su reputación en el mundo cinematográfico.
A pesar del lanzamiento de varias películas, cuyo enfoque era limpiar la imagen musulmana, las cintas hollywoodenses continuaban siendo más parte del problema que de la solución al insertar en los filmes el “nuevo personaje” del musulmán terrorista. Un ejemplo de ello fue la serie de ABC Studios Desaparecidos en la cual, el único personaje musulmán era Sajib Rarah, quien a pesar de no ser un terrorista empleaba la tortura como método para obtener información de otras personas.
Asimismo, la necesidad de fomentar este estereotipo despertó en los directores americanos la idea de extender dicha imagen en los niños hijos de musulmanes. Películas como Babel, dirigida por González Iñarritú en el 2007, muestran la temprana inserción de los jóvenes al manejo de armas abriendo la oportunidad de contemplar tanto a los adultos como a los niños una amenaza para los Estados Unidos.
Es preciso señalar que las producciones de Hollywood han destacado el sentido patriota de los soldados estadounidenses, construyéndoles una imagen de “héroes de la nación” al enfrentar y triunfar ante los musulmanes que buscaban destrozar a su país. Tal cual es reflejado en la cinta La noche más oscura, que cuenta la misión encomendada a las fuerzas de operaciones especiales estadounidenses para lograr la captura de Osama Bin Laden.
Narrado así, la película retrata a los musulmanes como “terroristas malvados”, proyecta el odio hacia estos y demuestra las torturas que los militares americanos deben aplicarles hasta someterlos.
El gran imperio de Hollywood ha sido de los principales responsables de estimular la islamofobia en Estados Unidos y en el mundo. Su gran influencia ha ocasionado que niños y jóvenes, con ese rechazo “heredado” hacia los musulmanes.
Estados Unidos en su papel de víctima ha recibido como consolación gran apoyo internacional, la gente se ha tragado los discursos que Hollywood ha retratado en las pantallas grandes y logró convencer al mundo de que el islam es la religión más peligrosa de todas. Por otro lado, la comunidad musulmana recibió discriminación, deportaciones, burlas, miedo, falta de oportunidades y abandono de su cultura.
¿Son entonces los musulmanes víctimas o victimarios?
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