El día de ayer falleció un hombre que, desde ahora será recordado como un héroe para la gran mayoría del pueblo cubano que apoyó su régimen, y se trata de Fidel Castro.
Emblemáticamente, no se puede generalizar que en verdad sea un héroe, puesto que en su régimen siempre hubo partidarios y disidentes. Pero si por algo será recordado, es por ser aquél hombre, que en el remoto año de 1959 dirigió a la nación cubana hacia su revolución al comunismo.
Fue el quien derrotó, junto con sus seguidores al entonces dictador Fulgencio Batista. Aunque mal afamado ha sido por Estados Unidos y la mitad del mundo perteneciente al bloque económico capitalista, a ése hombre se debe la alfabetización, distinción en el deporte y en la medicina de Cuba.
Sobresaliente fue, después de quedar al mando de cuba, por sufrir un cambio radical, y a los ojos de muchos traicionar a la causa por la que luchó. Pues con el paso del tiempo pasó de ser revolucionario de aquella nación, a un gobernante con amplios rasgos dictatoriales: no permitió la oposición, fusiló a muchos detractores de la élite del antiguo régimen y, se mantuvo al frente del país por largo tiempo, dejando como sucesor irrefutable a su hermano Raúl Castro.
Ahora, independientemente de la problemática en torno a sus relaciones políticas, el pueblo cubano lo homenajeará el próximo lunes 28 de noviembre por la ruta inversa a la “Caravana de la libertad”, llevando así sus cenizas por aquel triunfal camino que lo llevo a la liberación de Cuba en el lejano 1959.