El constante flujo migratorio de México y de otros países de América Latina, hacia Estados Unidos; ha existido por mucho tiempo. Las condiciones económicas y sociales que persisten en estas regiones, han ocasionado que buena parte de la población abandone sus lugares de origen en busca de mejores condiciones de vida, sin embargo, este fenómeno ha implicado una serie de problemáticas que confieren en diversos planos de la sociedad y del migrante.
Pobreza, crimen organizado, narcotráfico, muerte, discriminación, violaciones, desapariciones, presos, deportados, triunfos y fracasos, son factores que día a día acompañan el fenómeno migratorio el cual, no solo ha constituido un importante reto para los países involucrados, sino la misma población migrante se ha visto envuelta en sus propios retos, tanto por sus condiciones de vida como con las autoridades migratorias, que no han sido más que una constante amenaza para aquellos que buscan transformar el bienestar de sus familias.
Estados Unidos de América es el principal país de residencia donde se alberga buena parte de la población migrante de América Latina, siendo México el país con mayor número de personas que cruzan las fronteras norteamericanas, esto a consecuencia de los límites que mantienen ambos países lo cual, también ha detonado importantes relaciones políticas para “resolver” o “sobrellevar” este fenómeno como problemática social, que no es más que el reflejo de la carencia y necesidad por la cual atraviesa la población más marginal y de escasos recursos de los países llamados por las grandes élites como “tercermundistas”.
Actualmente con las campañas para las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, México se enfrenta a una constante amenaza por parte del candidato Donald Trump quien ha aprovechado los diversos escenarios para expresar su repudio y discriminación ante los latinos, principalmente mexicanos, quienes considera son una amenaza para su territorio y economía. Como medida drástica para frenar el fenómeno migratorio, el candidato ha considerado construir un MURO como límite que evite el paso de las fronteras, no obstante, esta medida más allá de representar una solución radical, es producto de las actitudes discriminatorias y racistas que mantiene este aspirante a la presidencia.
Constantemente se ha ocupado de tachar a los migrantes de criminales, secuestradores, narcotraficantes, estafadores, cuanta cosa se le pueda ocurrir difundir por diversos medios de comunicación, como por ejemplo, la frase recopilada por BBC donde expresa:
“Cuando México nos manda gente, no nos mandan a los mejores. Nos mandan gente con un montón de problemas, que nos traen drogas, crimen, violadores…”[1]
Las verbalizaciones y acciones por parte de este candidato, son la muestra de su ineptitud para sobrellevar un país con ética y profesionalismo, pero sobre todo, son una constante violencia para el pueblo mexicano y el resto de los migrantes latinos de otros países. Estas actitudes no se han tomado para menos, por su parte, el candidato ha recibido diversas críticas por parte de personas de diferentes lugares del mundo, incluso del presidente Barack Obama y su contrincante Hillary Clinton, pues bien el fenómeno migratorio no es una causa de burla que se deba tomar para menos.
Algo que resulta doblemente preocupante, son aquellas personas que apoyan la candidatura de Trump y parecen estar de acuerdo con sus propuestas anti-migratorias, tal empatía solo da cuenta que la discriminación y racismo en pleno siglo XXl, sigue siendo un fenómeno que al igual que la migración no ha tenido un verdadero enfoque de preocupación y acción, por su parte, sigue representando una problemática que afecta a la sociedad.
Comprender la complejidad del migrante no es tarea sencilla, sin embargo, en ocasiones no es necesario profundizar tanto para dar cuenta de algunas realidades que están al alcance de la población y que incluso nos muestran los medios de comunicación. En tal sentido la migración es un fenómeno público pero que se experimente y se vive en lo individual; el migrante se ve sujeto a cambios y transformaciones, decide abandonar buena parte de su cultura para retomar otra(s), conforma o reconstruye su identidad, lidia con problemas, persigue una utopía, busca encajar en una sociedad que le permita vivir de forma digna, aun pese aquellos obstáculos que dificultan su camino como la violencia, el racismo o la discriminación que recibe tanto en su país de origen, como en aquellos donde busca salir adelante siendo perseguido, hostigado y amenazado injustificadamente solo por ser “ilegal” en un país que ha ayudado a construir.