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May 7, 2017 | Sociales

El caso Seymur Espinoza: imagen que se resquebraja.

La personalidad es el conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de una persona mientras que el profesionalismo es la característica de una persona que desempeña un trabajo con seriedad, pericia y eficacia; dos términos que no deben ser confundidos especialmente en el caso Seymur. Licenciado en comunicación con maestría en […]

La personalidad es el conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de una persona mientras que el profesionalismo es la característica de una persona que desempeña un trabajo con seriedad, pericia y eficacia; dos términos que no deben ser confundidos especialmente en el caso Seymur.

Licenciado en comunicación con maestría en la misma materia, Seymur Espinoza Camacho es un profesor quien ejerce la docencia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) el cual, fue etiquetado como “acosador” tras la declaración hecha bajo seudónimo de Magali Arriaga seguida por Ximena Aparicio y Sonia Romero, también bajo seudónimo, en la página de internet www.laquearde.org

Con base en el testimonio de Ximena, parecería que el docente llevó a cabo el mismo protocolo para acercarse a las víctimas: Escoger a una alumna destacada, ofrecerle trabajo y salir con ella; una vez hecha esta correlación , proseguía al abuso mediante amenazas o manipulaciones y exigía discreción ante el vínculo entre ambos personajes: “Entendí que su insistencia en ocultar nuestra relación no se basa en la intención de protegerme, sino en poder seguir acosando libremente a muchas chicas […]”

Sin embargo, el acoso sexual no era la única manera en que el docente imponía una relación de poder sobre las víctimas, pues mediante el hostigamiento laboral el profesor violentaba psicológicamente a las jóvenes. Este las degradaba mediante insultos y/o bromas pesadas; en el caso de Sonia: “[…] decía que no era buena en lo que hacía, me llamó a mis espaldas ‘super tonta’ […] Me llamó feminazi”.

Igualmente, el resto del equipo sufría los abusos psicológicos del profesor de la misma manera que las jóvenes lo hacían. Ximena presenció esta violencia en una de sus compañeras: “Entre supuestas bromas le decía que era una inútil, que no podía hacer las cosas bien.” Al igual que Sonia con su equipo de trabajo: “También se burlaba frente a mí de las otras colaboradoras por su aspecto físico. Llamo ‘harem’[1] a su equipo de trabajo”.

Cuando las jóvenes deciden actuar ante esta situación cuyo límite fue sobrepasado, el docente adopta una posición vengativa y toma ciertas acciones que afectarían a las alumnas no solo emocional sino académicamente. Tal fue el caso de Ximena quién al romper su relación afectiva con el profesor, este comenzó a humillarla en el salón de clases y en sus sesiones de tesis; y de ahí que la alumna terminó cualquier vínculo con él.

La respuesta del docente hacia Magali y Sonia fue diferente. En el primer caso, esta se vio obligada a guardar silencio debido a las amenazas indirectas que el profesor hacía en clase las cuales señalaban, básicamente, que este era intocable porque guardaba vínculos con la élite de política nacional y con el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En el segundo caso, no solo la alumna fue afectada sino también las personas de su entorno, pues cuando Sonia presentó una denuncia por correo electrónico en contra del docente, Seymur responde que el supuesto abuso fue solamente una práctica de integración, posteriormente la joven renuncia a su trabajo y el profesor despide injustificadamente a cualquier persona que guardaba relación con ella.

En efecto, en los tres casos el acoso se presentó de diversas maneras; las situaciones, amenazas y manipulaciones variaron según la situación de cada alumna, del profesor y de la relación que ambos mantenían. No obstante, los casos de estas tres jóvenes tienen un común denominador el cual les impedía reaccionar a tiempo o alzar la voz cuando era necesario volviéndolas más vulnerables a los abusos del docente: El miedo.

Ante la negligencia de las autoridades de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) para responder a las denuncias, colectivos feministas, conformados por compañeras que también fueron violentadas, realizaron una denuncia pública en contra del profesor y promovieron una campaña en línea de la misma índole que consistía en la cuenta en Twitter @SEYMURMIENTE y el hashtag #Seymuracosador.

Del mismo modo, las estudiantes levantaron la voz mediante protestas realizadas en los pasillos del edificio E donde entre cantos y gritos era posible escuchar frases de disconformidad tales como: ¡A expulsar a Seymur de la UNAM!, ¡Sea estudiante o sea profesor no te libra de ser acosador!, ¡Fuera Seymur acosador!

Por otro lado, el profesor Seymur respondió en su cuenta personal de Facebook que esta situación era una estrategia política para desprestigiar su figura, la cual era, supuestamente, organizada por la Coordinadora de la carrera de Ciencias de la Comunicación: Dra. Carola García Calderón. Dicha declaración fue apoyada por otros profesores y administrativos de la facultad.

Por otra parte, existen comentarios que alejan al docente de la figura acosadora que dicho caso le dio. Estos son emitidos por sus colegas con una vasta trayectoria profesional quienes reconocen el alto sentido académico del docente y, por consiguiente, pueden negar la imagen de “acosador” que el profesor adoptó: “Seymur Espinoza es un gran profesor con una trayectoria académica maravillosa; es muy estricto porque de 45 alumnos que tiene asignado aprueba solamente a 5. Entonces no dudo mucho que algún estudiante resentido le haya levantado falsos en su contra.”

Asimismo, algunos alumnos de nueva generación también fortalecen este comentario sin ignorar el suceso por el cual el docente es descalificado: “El profesor Seymur es uno de los mejores académicos de la facultad. Es muy estricto, pero, en mi opinión, es de los pocos docentes quienes realmente saben de su materia y la saben explicar muy bien. Yo si lo recomendaría”

No olvidemos que las estudiantes, quienes denunciaron en su contra, reconocen al profesor Seymur como un docente realmente profesional, no cuestionaban su labor académica y reconocían que su profesionalismo les aportó varios aspectos para su formación, no obstante “[…] el hecho de ser un excelente profesor no te exime de ninguna forma de ser un agresor sexual con todas sus letras.”: Sonia.

[1] En la cultura musulmana “harem” se refiere al conjunto de mujeres que viven bajo la dependencia de un mismo jefe de familia.

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