La guerra civil en Siria involucra a varios países. Irán es uno de los aliados más fuertes que tiene el gobierno Sirio. Esto se debe a que por territorio sirio se transportan armamentos al movimiento chiíta Hézbola, grupo terrorista que colabora con el gobierno iraní en la instalación de fábricas de cohetes en Siria y Líbano. Irán ha enviado al régimen sirio miles de combatientes.
Rusia apoya al régimen de Bachar Al Asad con el fin de mantener los intereses de Moscú en el país. Ya en 2015 envió una campaña aérea a las fuerzas sirias logrando que se repusieran de las victorias obtenidas por la oposición.
Del lado de la oposición se encuentra Arabia Saudita que apoya a los rebeldes debido a la participación de Irán, su rival principal en la región, respaldando al régimen.
Estados Unidos en un principio se mostraba renuente a participar militarmente en la lucha. El presidente de entonces, Barack Obama, se limitaba a insistir en la renuncia de Al Asad. Pero con la entrada de Donald Trump se dio un giro cuando el 6 de abril del presente año ordenó un ataque militar contra Siria en respuesta a un ataque de armas químicas llevado a cabo por el gobierno sirio días antes.
La guerra en Siria se ha prolongado por la intervención de otros países que han dotado de apoyo militar, financiero y político a ambos bandos. Esto hace cada vez más difícil encontrar una solución a la crisis que atraviesa el país y a las consecuencias devastadoras que continúa provocando.
En 2016 la estimación de la ONU de las muertes en Siria ascendía a 400.000. En marzo de 2017, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos indicaba que la cifra de fallecidos bordeaba los 465.000.
Unos 4,8 millones de personas han huido de Siria, la mayoría mujeres y niños. Esto ha provocado crisis en diversos países vecinos como Líbano, Jordania y Turquía quienes tratan de albergar a la gran cantidad de refugiados que huye del país sirio. Un 10% de ellos ha buscado asilo en Europa lo que ha provocado divisiones sobre la responsabilidad de cada gobierno frente a esta situación.
Según la ONU se necesitan $3.200 millones de ayuda para los 13,5 millones de personas, incluidos los 6 millones de niños, que requieren asistencia humanitaria dentro del país. Cerca de 70% de la población no tiene acceso a agua potable, una de cada de tres personas no puede satisfacer sus necesidad alimentarias básicas, más de 2 millones no van al colegio y una de cada cinco personas vive en la pobreza.
No cabe duda que cuando finalice el conflicto, la reconstrucción de Siria será un proceso difícil y tomará tiempo. Tiempo no solo para levantar las ruinas en las que se encuentran sino para que la población pueda sobreponerse, alejar los temores, recuperar la confianza y la sonrisa en el país que los vio nacer.
Textos AdLíbitum
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