Marilú González Castañeda
Ciberespionaje y Cibercontrol:
una mirada a la vida no velada.
“Las nuevas plataformas interactivas -Blogger, Wikipedia, Facebook, Youtube- entraron en escena con la promesa de convertir la cultura en un ámbito más “participativo”, “basado en el usuario”, y de “colaboración” (Dijck, 2016, p. 27).
Mientras que la tecnología entró a nuestras vidas con la promesa de acortar distancias con nuestros seres queridos, generar conocimiento, desarrollar espacios de discusión y sobre todo con el objetivo principal de pluralizar el saber, al mismo tiempo permitimos, sin saberlo; el acceso a todo tipo de información por medio de una conexión a internet.
Ya lo explicaba Tim Wu en la introducción de su libro El interruptor principal: “La internet se trata de un sistema difusamente organizado, incluso al grado de llegar al caos… abierto a todos los usuarios y contenidos (de voz, datos, videos, y así sucesivamente), la internet no es propiedad de nadie…De hecho y principalmente ha dicho carácter abierto de la internet es común que, a principios del siglo XXI, se diga que, en materia de cultura y comunicaciones, nuestra era no tiene precedente y está fuera de la historia”. (2016, p. 15-16)
La penetración de la red se encuentra ya tan presente en la vida de todo individuo que es imposible dejarla de lado para poder interactuar hasta con el mismo banco, una institución que en el pasado sólo podía comunicarse con el usuario cara a cara. Otro ejemplo, es la escuela pues hoy por hoy puedes estudiar maestrías desde tu computadora, una carrera u otro idioma desde tu hogar a través del acceso a internet, y al mismo tiempo puedes obtener una respuesta o retroalimentación inmediata, a diferencia de lo que ocurría en el pasado.
Una de las dinámicas que al principio comenzaron a tener éxito fue el desarrollar páginas web o foros -chats-, para socializar; conocer gente nueva con la noción de que a través de ellos aumentarían las posibilidades de obtener un mayor alcance para conversar o conocer a más personas por la red. La meta era tener contacto con un ser humano, sentirlo lo más cercano posible a pesar de encontrarse en otro país, ciudad, trabajo o realizando otras actividades.
Fue duro el impacto con la realidad, ya que no podría haber estado más alejada de esta imagen, pues con decepción, algunos usuarios se han ido alejando de las personas prefiriendo una relación cercana con los ordenadores.
Por supuesto después de un fuerte encontronazo con la vida real, donde la separación de las visiones humanas y tecnológicas se establecieron para ser en ocasiones consideradas como provechosas u otras como enemigas, pues no parecen compartir los mismos principios, aunque por otro lado otros se aferraron más al control.
Muchos usuarios comenzaron a crear mundos propios, personales e íntimos, donde podían formar un grupo con los mismos fines e ideales, el aislamiento sobre la interacción humana pareciera ser una condición que comenzará morir y extinguirse en la humanidad. Sin embargo, varios de estos clanes lograron llevarlos a la realidad y así poder generar movimientos sociales como: Ni una Más, #Yo Soy 132, #Me Too, o en otros casos para realizar marchas y así unirse a diferentes causas.
También las causas se transformaron, de ser percibidas como generales a ser definidas como personales, pues al pertenecer a un grupo virtual dentro de esta sociedad las afectaciones de un individuo son percibidas como correspondientes a todos, construyendo así un sentido de identificación ante varios hechos.
Un ejemplo es lo que se conmemora cada junio desde hace varios años en Hermosillo Sonora, la tragedia acontecida en la guardería ABC subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), aquella que en el 2009 vio morir a 49 niños y tuvo a más de 100 heridos en sus instalaciones.
Este hecho fue aceptado por todo el país como un hecho detestable, que aunque sucedió en Sonora nos afectaba a todos como sociedad y país, ya que ocurrió como resultado de la corrupción e indiferencia vivida en nuestro país.
Estos son algunos actos que nos hacen recordar que una organización puede lograr milagros, y cambios que llegan a beneficiar a quienes no parecen tener una voz.
Por medio de esta empatía y unión como sociedad al hacer suyo este problema en redes sociales -vida virtual-, se puede hablar de la organización de grupos en comunidades, que en estos casos se establecen como activas. Es decir, las comunidades activas son aquellas confirmadas por: “un grupo de personas que tienen un fin común y cuentan con las herramientas sociales necesarias para llevar ese fin a cabo. Normalmente se trata de comunidades que llevan ya tiempo en marcha y cuentan con sus líderes, sus medios y sus objetivos propios”. (Gallego, 2012, p.79)
La determinación de esas comunidades ha logrado cambios, presión y notoriedad que finalmente ha transformado la conciencia de países, al exigirle a los gobiernos el respeto a garantías que no se habían reconocido como tal, pero sobre todo se han creado nuevas perspectivas para distinguir entre derechos y necesidades.
Uno de los inicios en nuestro país acerca de la viralidad de las redes para exigir garantías, fue a través de la proclamación de la democracia en el uso de la red en el 2009. El Congreso de México planeaba como es costumbre, aumentar los impuestos en el uso de las telecomunicaciones, donde el impuesto por el uso del internet se inaugurará.
Pero gracias a los reclamos de académicos y usuarios de Twitter con el hashtag #internetnecesario se viralizó a tal magnitud que logró derribar está idea de los legisladores a través de reuniones para llegar a acuerdos. (Forbes web, 2018)
“El espacio público, obviamente, también se ve muy condicionado por los profundos cambios en el ecosistema comunicativo (que a menudo implican también profundos cambios sociales). La esfera pública está surcada por multiplicidad de flujos de opinión, relatos, posicionamiento y propuestas que interaccionan en ellas” (Díaz y Lozano 2013, p. 201). En resumen, actualmente las redes sociales se han convertido en un espacio plural para la divulgación de la opinión pública, además de un medio para denunciar cualquier acción carente de ética o moral que vaya en contra de los valores sociales, políticos y económicos de un país, estado, comunidad, localidad, o grupo.
Aunque también es cierto que ha sido un medio para la generación de odio, de contenido falso que ha permitido la adopción de una postura endeble en quienes forman parte de ciertos grupos, ya sea de coalición o no. Es decir, sin bases o argumentos firmes que puedan comprobar con hechos, logran que ciertos grupos vulnerables y sobre todo desinformados, ataquen y hasta crucifiquen a una persona, luminaria, famoso, partido político, presidente, etcétera.
Desde hace mucho tiempo la apertura de la conversación en redes sociales ha logrado una fuerte conexión con los usuarios, al ser utilizada como una herramienta de movilización social, se ha consagrado como un foro dinámico, efectivo, que continúa construyendo y transformando el entorno de acuerdo a las necesidades del usuario como un medio para el cambio desde fondo en cualquier sistema.
Por supuesto también los medios tradicionales han ayudado a darle un mayor impacto y difusión a muchas de las acciones sociales en internet, en ocasiones si no fuera por los diarios, revistas, suplementos, radio y TV el resultado no sería el mismo.
Díaz y Lozano, lo explican a través de la postura de uno de los cyberpunks conocidos a nivel mundial por su organización, Julian Assange: “WikieLeaks admite implícitamente que para que los hechos tengan el impacto social y político que posiblemente merecen, necesitan al periodismo. No solo para difundirlos; también para trabajar los datos en bruto, extraer la información más relevante, el contexto pertinente, difundirlos en un lenguaje y estructura comprensibles para el espectador” (2013, p. 206).
Curiosamente los medios y por ende los periodistas también, en la actualidad basan su agenda no sólo en la información generada al reportar las acciones diarias del entorno, también se encuentran pendientes de los comentarios, videos, pensamientos o memes que en redes sociales se expresan ya sea a modo de protesta, burla o crítica. En otras palabras, las redes son utilizadas como un termómetro que logra medir el bienestar, y el malestar social y hasta a nivel mundial.
En conferencia para la Universidad Iberoamericana, Manuel Castells, habló de la importancia de las redes sociales y la vida virtual, declarando que: “las redes son un reflejo de la sociedad, los haters, blogueros, influencers son una muestra de todos los elementos que pueden llegar a conformar una comunidad en red¨.
Claro que también la red ha sido un espacio en el que la sociedad se da valor para agredir, comentar sin filtro lo que piensa, juzgar sin consideraciones, o en último caso mostrar la extremada brutalidad de la violencia vivida por los grupos vulnerables, porque allí justamente se denota la veracidad y la falta de censura, que no es más que una muestra de lo que a puerta cerrada puede vivir cualquiera de nosotros.
Pero ¿qué hay de la información que se vacía en la red?, ¿qué pasa con la plataforma Facebook?, red social donde los usuarios vacían su información para ser perfilados a un target o conjunto de consumidores cautivos. Entonces, ¿qué pasa con la privacidad de la información?, ¿a los usuarios les interesa lo que hacen con ella?
En otras palabras, hoy en día la información personal es el eje y moneda de cambio en el mundo digital, para vender desde publicidad, contenido, noticias, estilos de vida, tecnología, etc. Actualmente hasta un sentido de pertenencia es intercambiado ineludiblemente a un sector o grupo, pero además se van amasando nuevas audiencias que en lo individual se les llama perfilados.
Mattelart y Vitalis (2014) definen al perfilado como: “una forma de control indirecta sobre los individuos sobre la base de explotación de informaciones obtenidas sobre ellos. De la libreta obligatoria para los obreros a los expedientes policiales, pasando por los ficheros manuales, hasta la aparición de la informática, e internet, esta forma de control no ha cesado de perfeccionarse y de ampliarse¨. (p. 13)
Un ejemplo de esto, son los hechos que se vivieron el año pasado 2018 por parte de la plataforma Facebook. Los diarios The Guardian y The New York Times había hecho público lo sucedido con Cambridge Analityca (CA) y la red social.
Según reportes, CA había tenido acceso a información de 50 millones de usuarios de la plataforma, a través del uso de un algoritmo que violaba la privacidad de todos y cada uno de los cuentahabientes en Estados Unidos.
Esta información tenía un uso específico: perfilar a millones de votantes para obtener éxito en la campaña de Donald Trump, es decir, conocer y diseñar el mensaje correcto para crear un diálogo con este público meta, así brindarle una perspectiva que coincidiera con sus gustos, opinión política, identidad, religión, ideología, etc. (Genbeta web, 2018)
Cristopher Wylie, era el autor de esta investigación quién también realizaba algoritmos publicitarios para Facebook. La inversión para este estudio realizado en el 2016 había sido de $800 mil dólares y al utilizar el mismo código de duplicación en un estudio anterior de personalidad, lograron una robusta base datos como para entender a qué tipo de ciudadanos podría conquistar Trump con su estrategia de mercadotecnia política.
Uno de los puntos principales era llegar a los indecisos, pero que contarán con la característica de ser persuadibles, o sea, mentes que se pudieran influenciar por medio de cierto contenido y personalizarlo de acuerdo a sus características e ideales políticos. Con base en la idea de utilizar una psicología del comportamiento, más todo el compendio de información arrojada por Facebook se pretendía un cambio de comportamiento que permitiera que la mayoría de los votos se hicieran a favor de Trump.
La empresa dio una declaración por parte de su vocero, que en ese momento era Paul Grewal vicepresidente de la red, quién comunicaba que, al descubrir en el 2014 una investigación similar, se habían terminado las autorizaciones para este tipo de funciones, por lo que las acciones realizadas por CA habían “violado estrictamente las políticas de la plataforma”, de acuerdo con las declaraciones del ejecutivo.
Por supuesto se habían tomado “represalias” en contra de la compañía Cambridge Analityca, ya que habían abusado de las capacidades y “vulnerabilidades” de la plataforma. El castigo fue cortar toda relación con la empresa y con Wylie.
Todo este panorama sirve para entender con detalle el impacto que tuvo el 19 de marzo Edward Snowden al compartir un tuit después del escándalo formado con la publicación del paso por esta crisis, señalando que: la plataforma no era en realidad una red social sino una compañía de vigilancia que buscaba la venta y recopilación de información privada; disfrazando así sus verdaderas intenciones.
Por supuesto su argumento no paró allí, sino que afirmó que la red no era una “víctima sino un cómplice”, pues ganaba dinero vendiendo la información privada de millones de personas más allá de lo que estos usuarios publican voluntariamente, razón por la que debe calificarse de aliado o cómplice a Facebook.
Y qué mejor persona entiende el funcionamiento de la red que Snowden, quien la ha utilizado como herramienta de investigación a la plataforma, para recabar todo tipo de información por orden de la NSA: Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América.
Este argumento trajo consigo una baja en la bolsa de Facebook, pues sus acciones se vieron afectadas después del tuit de Snowden que en ese lunes de marzo representó una caída de hasta un 6%, (hecho considerado por varios medios como desplome en la bolsa desde la BBC, Expansión, Forbes, El Financiero, El Economista, entre otros), desde hacía cuatro años no había mostrado una tendencia de este tipo, línea que continuó casi durante todo el mes con un comportamiento a la baja.
A pesar de que la publicación de esta información se hizo en todo el mundo, y que organismos como el Senado los Estados Unidos y el Parlamento Británico, solicitaron declaraciones e investigaciones referentes al caso; muchos de los usuarios de la red social más utilizada en todo el mundo, no ha perdido popularidad entre su comunidad, de hecho, muchos de ellos consideran que no les afecta de manera directa el saqueo de información.
En el mes de septiembre se volvió a presentar algo similar, pues piratas informáticos habían hackeado de nueva cuenta a 50 millones de usuarios por medio de un fallo en la red. Al parecer las necesidades de los consumidores siguen cubriéndose sin importar el manejo de información, por lo que muchos de ellos no han eliminado sus perfiles y han aumentado la seguridad de su cuenta por consejo de la empresa.
De acuerdo con la visión de Mattelart y Vitalis existe un desarrollo en el proceso en el que se manejaba a un perfilado: “con la capacidad creciente de memoria de los soportes digitales que se inmiscuyen en nuestra cotidianidad, los agentes privados, cuyo modelo económico se basa en las lógicas del marketing, llegan a ser los mayores fichadores de los consumidores potenciales o reales”.
Contrario a lo anterior, muchos de estos usuarios han visto beneficios acerca de este ciberespionaje, ya que pueden mejorar sus experiencias al consumir ciertas plataformas.
Uno de los ejemplos más ilustrativos es Netflix, ya que el contenido que sugiere tiene una fuerte coincidencia con tus gustos y elecciones anteriores, por lo que el proceso de razonamiento es menor y más sencillo. Sin mencionar que por varios años Facebook compartió datos relevantes sobre la personalidad del consumidor.
Aunque parezca inverosímil, no existe, en la mayoría de los cuentahabientes de Facebook una duda de cómo la red social lucra con su información, y aunque lo saben no parece ser trascendente pues consideran que no les afecta de manera directa, no es que se les esté robando dinero de su cuenta de banco.
Para la cultura conectada que hemos formado hoy por hoy, no precisa de seguridad en una cuenta, a pesar de contener su información personal, no es muy relevante para él lo que se hace con ella o simplemente no parece ser algo significativo.
Y si este busca salir de esa comunidad los mismos “amigos” no le permite al usuario dejar determinantemente la plataforma.
¿Será que en realidad es un intercambio de libertad por el uso de un imaginario avatar que pareciera tener una más excitante o exitosa vida en la dimensión virtual que en la real?
Una aproximación a ese pensamiento lo tiene muy claro Julian Assange en su libro Cyberpunks (2013, p. 18), “observamos que las relaciones entre las personas estarían mediatizadas por nuestro nuevo mundo a medida que fueran fusionándose con él, y que la naturaleza de los Estados, definidos por cómo las personas intercambian información, valor económico y poder, también cambiaría”.
Pareciera ser entonces que al cambiar en cierto sentido las necesidades del usuario, el migrarlo a una vida imaginaria y artificial, al mismo tiempo se hace indispensable el sitio que le da la notoriedad para poder ser parte y ser aceptado por un grupo.
Ésta capacidad que ejerce la compañía o el creador de un medio vigilante, pasa a segundo o tercer nivel de importancia.
De esta manera, tiene más relevancia en la vida de cualquier usuario una foto en París con la Torre Eiffel de fondo como foto en su muro, que, si su cuenta está siendo utilizada para conocer su postura política con el objetivo de influenciar uno de los procesos más íntimo en la vida de un ciudadano, su voto.
¿Vale la pena si en su lugar se obtienen 10 “me gusta”, más algunos me encanta de las personas que me agradan o del chico(a) que te gusta? Parece ser que sí.
“Un punto culminante, resultado de una larga evaluación, es que por primera vez en la historia se constituyen monopolios basados en la explotación mercantil de datos personales, que muchas veces proceden de la provisión de servicios gratuitos y de la participación de los individuos en las redes sociales” (Mattelart y Vitalis, 2014, p.18).
Desde el año 2013 venían escuchándose noticias al respecto del fenómeno perfilado, gracias al caso expuesto por Snowden, pero no fue hasta este año 2018 que existieron pruebas acerca de que Facebook de manera individual realizaba vigilancia y venta de información.
Como se ha comentado, para el usuario no informado pareciera ser que esto no sucedió, por lo que se continua en un estado de individualismo que busca ser visto y reconocido, acompañado de un sistema capitalista que ha aprovechado la insuficiencia de ser social, con la sensación natural de ejercer esa necesidad a pesar del aislamiento que cada vez parece ser más frecuente en la vida actual.
Por otro lado, y como ya hemos mencionado, Facebook también se ha convertido en un medio para la denuncia, así como para encontrar respuestas por medio de la organización, pero también ha sido un medio de educación e información, hasta ciertos temas y fronteras.
Hablamos de las comunidades latentes, que Gallego define como: “aquellas creadas a partir de dos elementos: la detección de una necesidad o inquietud por parte de un grupo de personas que no tiene contacto entre sí, y la creación de una plataforma que permita a todas esas personas ponerse en contacto y construir la comunidad” (2011, p. 84).
Son grupos que tienen cosas en común, pero sobre todo y en muchas ocasiones ayudan a orientar, así como dar educación sobre algún tema en especial. Las mujeres enfermas de cáncer, diabéticas o para quienes sufren de algún malestar se instruyen acerca de cómo llevar de manera más informada y por ende controlan sus síntomas o padecimientos.
También quienes han necesitado de instrucción para manejar las mismas redes sociales, han encontrado ayuda y soporte en estos grupos.
La comunicación e interacción a través de plataformas como Facebook también son resultado de la manera en la que la sociedad se desenvuelve, como bien nos decía Castells.
Y es como planteaba Jenkins también: “la inteligencia colectiva se refiere a esta capacidad de las comunidades virtuales de estimular la presencia combinada de sus miembros. Lo que no podemos saber o hacer por nosotros mismos, puede que seamos ahora capaces de hacerlo colectivamente” (2008, p. 36).
Ha sido una gran ventaja el poder organizar una masa con objetivos tan claros y con resultados que han hecho de un país ya sea tercermundista o potencia una región con nociones más ambiciosas de tener una vida mejor.
Si como plantea Gilles Lipotvesky en La Cultura como Mundo y Mercado: el vacío existencial de nuestras vidas con el Hipermodernismo, ha dejado una huella de tal importancia que desde allí radica el no poder cambiar, no hacer nada al respecto de una vida conformista. (Lipovetsky, 2010)
Claro que es en donde la vida virtual, esa que no hemos podido soltar, se ha ido convirtiendo en una esperanza tanto para luchar por los ideales, como para dibujar una imagen de esperanza ante el mundo incierto forjado por el hipercapitalismo.
Ese hipercapitalismo se da como un conocimiento que se reproduce sin ningún tipo de análisis o cuestionamientos al respecto, por lo que las movilizaciones sociales son una especie de estrella fugaz que no siempre llega a tener un clímax de manera visual o llega a su apogeo para reconocer el objetivo de su unión.
De la mano del hipercapitalismo viene el mundo de las exigencias y responsabilidades ya sea dentro del sistema familiar, o en el laboral, es decir, si eres una mujer, cabe la posibilidad de que no puedas encontrar tu voz a través de un novio, esposo o hijos, por ende se toma la decisión de si dejas de ser el núcleo de un conjunto de reglas tradicionalistas para convertirte en una líder que cumplirá con las expectativas sociales, sino también con las propias ya sea personales, profesionales o laborales.
Simplemente es dejar de lado lo aprendido, para zambullirse en una nueva era digital. Una visión que rompa con paradigmas o sistemas más que cimentados en nuestra mente o cultura; pero sin dejar de lado una responsabilidad consciente de cómo se está manejando el mundo hoy en día.
Se han planteado a lo largo del ensayo varias posturas acerca de cómo la comunicación digital ha llegado para quedarse como parte de una necesidad creciente para la sociedad, no sólo para incrementar la educación u orientación académica, sino para organizar fines comunes que se comparten en determinados grupos sociales y cuentan con el alcance de ser capaces para conquistar las metas de la comunidad.
Sin embargo, no podemos dejar de lado que también para el gobierno ha sido una oportunidad para identificar con claridad, rostro, nombre, dirección IP, religión, estilo de vida, usos y costumbres del perfilado, acciones que se realizan para poder conocer y entender al enemigo a base de un arma de doble filo: las redes sociales.
No es suficiente saber qué es lo que hacen los grandes monopolios como Facebook, por medio de cada cuenta o perfil, se necesita entender que no es una plataforma con fines sociales, sino políticos. Además, hay que plantearse si decidimos dejarles a ellos la responsabilidad de hacer con nuestra identidad lo que ellos desean, sólo por el hecho de no tener el tiempo o la energía para hacerlo nosotros mismos.
Las campañas de Barack Obama y Donald Trump se han destacado por haber hecho una alianza con Facebook y lograr así la perfilación del votante. El objetivo básicamente es crear un nuevo producto diseñado para un gran target que escuche lo que desea escuchar, que piense como él considera debe hacerse, propuestas que vayan con ideales que a pesar de no ser honestos o coherentes con la persona en cuestión, y pueda llegar a una presidencia.
Y es que finalmente el mantener la información personal, privada e íntima en secreto o en bajo perfil es un derecho, puede sonar trillado, pero cada uno decide que puede hacer o no con ella, y mostrarla o lucrar con ella, pero siempre partiendo desde una decisión informada para quienes tú elijas o consideres importante el compartirla.
Pero claro que la mayoría esto no lo sabe, la vigilancia y el lucrar con la información es un tema que poco a poco comenzará a ganar terreno, y ya desde ahora se encuentra en debate una legislación que pueda cubrir esos vacíos legales.
Es decir, la movilización social continuará y con ello vendrá ahora la lucha por el derecho a tener y mantener una vida privada, sin importar que seas un cuentahabiente más, influencer, estudiante, ama de casa, etc.
Si la lucha no se dará detrás de un escritorio será a pie y con la luz en la cara, o un ojo supervisando tu vida a costa de su beneficio, ya sea que lo haga una empresa, plataforma o partido político.
Referencias
- Araújo, S. (20 de marzo de 2018). Facebook es una compañía rebautizada como red social, afirma Edward Snowden. Genbeta. Recuperado de: https://www.genbeta.com/redes-sociales-y-comunidades/facebook-es-una-compania-de-vigilancia-rebautizada-como-red-social-afirma-edward-snowden
- Assange, J. (2013). Cypherpunks: la libertad y el futuro del internet. México: Editorial Planeta.
- Castells, Manuel. (5 de octubre 2018). La Crisis Global de la Democracia Liberal. (Guerrero Manuel). 75 aniversario de la Ibero. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.
- Díaz, S. & Lozano J. (2013). Vigilados: WikiLeaks o las nuevas fronteras de la información. España: Biblioteca Nueva.
- Dijck, J. (2016). La Cultura de la Conectividad: Una historia crítica de las redes sociales. Argentina: Siglo Veintiuno.
- Gallego, J. (2012). Todo lo que hay que saber de: Comunidades Virtuales y Redes Sociales. España: Wolters Kluwer.
- Jenkins, H. (2016). La cultura de la convergencia de los medios de comunicación. España: Paidós.
- Lipovetsky G. y J. Serroy (2010). La Cultura Mundo: respuesta a una sociedad desarrollada. Barcelona: Anagrama.
- Mattelart, A. y Vitalis A. (2014). De Orwell al Cibercontrol. España: Gedisa.
- Expansión. (19 de marzo 2018). La bolsa castiga a Facebook por filtración de datos. Expansión. Recuperado de: https://expansion.mx/economia/2018/03/19/el-desplome-de-las-acciones-de-facebook-arrastra-a-los-indices-en-wall-street
- Vázquez, R. (2 de octubre 2014). Redes digitales y movimientos sociales. Forbes. Recuperado de: https://www.forbes.com.mx/redes-digitales-y-movimientos-sociales
- Wu, T. (2016). El interruptor principal: el auge y caída de los imperios de la información.España: Fondo de Cultura Económica.
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